Manifiesto


Nostalgias del bidé puede interpretarse como un nombre en sí mismo excluyente: “Si no extrañás el bidé, no entrás.” Al contrario de lo que pueda pensarse, el nombre aglutina más que excluye, porque guarda en sí mismo una certeza tan redundante  simple y cotidiana como cualquier otra emoción absurda que uno quiera permitirse.
En este sentido, hemos agrupado una serie de ideas que quieren armar algo así como un manifiesto del grupo, una suerte de pensamiento en voz alta que compartimos con todo aquel que quiera unirse a nosotros.

“Porque buscamos gente con inquietudes, y no espectadores.
Porque sentimos una ansiedad intelectual y espiritual que no logramos apagar con las revistas de moda ni con los programas de TV.
Porque no tratamos de hacer terapia, pero de la terapia individual hemos aprendido a hacer terapia artística.
Porque no queremos hacer política, ni fundar una nueva religión, ni juntarnos para hablar de nuestras familias sino más bien concentrarnos en lo que pueda surgir de nuestra imaginación.
Porque queremos ir más allá de lo cotidiano pero es justamente a partir de lo cotidiano que empezaremos a trabajar porque es nuestro pan de cada día.
Porque intentamos prevenir el envejecimiento intelectual y recuperar el arte de la juventud animándonos a barrer las fronteras de una imaginación limitada por la misma sociedad y poder pensar más allá, siempre más allá.
Porque invitamos a la risa, al humor como disparador de ideas que ya se nos irán ocurriendo.
Porque entendemos que ser artista no es cómodo, ni grato, ni alegre, pero el ejercicio del arte nos llena de felicidad y da un sentido a nuestras vidas.
Porque abrir las puertas de nuestra imaginación es el motivo principal por el que nos reunimos cada noche y es tarea de cada uno encontrar las llaves de su propia identidad creativa.”

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